El retrato como género pictórico.
El retrato, cuya
práctica se remonta a más de dos milenios, empieza a existir desde que se tomó en consideración por primera vez
la idea de preservar para la posteridad rasgos humanos individuales.
En
pintura, el retrato, es un género
en el que se pretende representar la apariencia visual de un sujeto.
En
un principio sirvió para representar a personajes destacados, reyes, nobleza,
jerarcas religiosos, etc. Con el auge de la burguesía pronto este tipo de
pintura se popularizó entre las clases pudientes. El autorretrato es una variedad se este género, uno de los más
conocidos en la pintura española es el autorretrato que se hizo Velázquez en Las
Meninas. Ejemplos de este género son el Retrato de Benito Pérez Galdós de Joaquín Sorolla o El retrato a Isabel II de Lucian
Freud.
Pero
este género va más allá de lo visible, trata de captar el perfil psicológico del modelo, dotándolo de una carga iconográfica
más rica y profunda que la simple copia naturalista del gesto o las facciones.
En
este sentido, es importante definir el concepto de parecido ya que ha sido una de las características más
importantes del retrato en su función mimética de la realidad. En el retrato,
la búsqueda del parecido será siempre una aproximación, es decir, que quedará
en el campo de la interpretación. Sin embrago, el objetivo éste género es
realzar las características del sujeto aunque el parecido no sea idéntico. Es
lo que diferencia el retrato único e irrepetible de la producción en serie.
Óleo sobre lienzo, 35x27 cm, 2013. VENDIDO |
Óleo sobre lienzo, 35x27 cm, 2013. VENDIDO |
Acrílico, lienzo sobre bastidor, 70 x 90 cm, 2010. |
Acrílico, lienzo sobre bastidor, 70 x 90 cm, 2010. |
Temple, lienzo sobre bastidor, 70 x 90 cm, 2008. |
Acrílico, lienzo sobre bastidor, 70 x 90 cm, 2010. VENDIDO
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